Artesanía dominicana

Los artesanos dominicanos han creado un arte popular utilitario y estético en el que despliegan su singular identidad cultural, y lo hacen utilizando creativamente todo a lo que pueden echar mano: cabuya, guano, barro, piedras semipreciosas, madera, conchas y materiales reciclables.

De provincia en provincia, la artesanía dominicana es diversa, las creaciones se inspiran en los recursos del entorno, y las técnicas manuales se transmiten de generación en generación.

Como totalidad, estas expresiones de cultura popular contienen elementos de los antepasados aborígenes, españoles y africanos.

De la misma manera que las piezas vinculadas a las prácticas ceremoniales de los taínos figuran hoy como manifestaciones del arte aborigen, los que fueron artículos utilitarios de otras generaciones han devenido en expresiones artísticas de la creatividad popular, como los sombreros campesinos de Gurabo y las árganas utilizadas para transportar productos, distintivos de la cestería en cana y guano del Cibao.

 

Fibras naturales

Las fibras vegetales constituyen una de las materias primas más tradicionales de la artesanía criolla. Algunos de los  artículos más típicos en guano son los serones, los macutos o bolsos de viaje y las monturas para los animales de carga llamadas “aparejos”.

El tejido de amarres, hamacas y cordelería de cabuya, en el que fueron diestros los taínos, se combina actualmente con fibras sintéticas.

Los higüeros de la artesanía utilitaria precolombina son hoy la base de tallas artísticas, caladas y pintadas, de figuras, rostros, envases, adornos diversos y bisutería, en La Romana y en Santo Domingo. Además, se emplean para hacer las maracas tradicionales pintadas y decoradas en bajo relieve.

Mientras el tirigüillo del coco se usa para hacer cortinas y pantallas de lámparas en la población de Las Terrenas, provincia de Samaná, la jícara o cáscara del fruto es materia prima para las mariposas que se confeccionan en la ciudad de Moca, ganadoras del premio a la excelencia artesanal de la Unesco en 2006.

¿Sabías que? Con la jícara también se crean “vasijas, servilleteros, cucharas, collares, pulseras, tarjeteros, carteras, bandejas, portavasos y portalápices”. Lo Dominicano/All Things Dominican (https://www.amazon.com/All-Things-Dominican-Lo-Dominicano/dp/9945590243)

Las diestras manos de los artesanos de Canoa, en Barahona, tejen canastas con hojas de plátano, y convierten la cepa en originales muñecas.

El uso de las fibras naturales se ha diversificado con artistas que unifican el diseño con la artesanía de marca dominicana, como Dahianna Blanco, en cuya producción destaca su serie de mosaicos decorados con láminas de guano; Orlando Issac, con su colección de sillas de madera y guano de líneas minimalistas; Roberto y Mencía Zagarella, padre e hija, que mezclan formas orgánicas y geométricas y tradiciones artesanales, y las tiendas de campaña de guano y tela, de Patricia Castillo y Rafael Morillo.

Inspirado en los paisajes urbanos de la comunidad de El Limón de Mata de Jobo, el joven diseñador y artesano Paolung Lee, hace atractivas lámparas con materiales extraídos del arbusto de acacia, y tejidos de guano combinados con hilos sintéticos.

En una etapa de confección superior entran también  bolsos veraniegos, carteras, maceteros, canastas, envases, adornos y muebles, apreciados por diseñadores de interiores que imprimen acentos vernáculos a sus esquemas decorativos.

De este modo crece el aprecio por la artesanía menos tradicional de una nueva generación que combina lo artesanal con el diseño moderno, a la que pertenecen Jenny Polanco, Sissy Bermúdez, Roberto Zagarella,  Rafael Morla, Cayuco, Odilia Almonte, Roxanna Antigua, Juan Puello, Cristina loriver Cordero, Simón Muñoz, Jorge Caridade Hilario Grullón, entre otros.

 

Moldeando la arcilla

De la herencia aborigen es la cerámica artesanal de los burenes empleados para hacer cazabe, las tinajas, los tarros y ollas, una especialidad de los poblados Reparadero y El Higüerito, en Moca, provincia Espaillat.

¿Sabías que? En barro son moldeadas las famosas muñecas sin rostro, de Limé, representadas con vestidos largos, estilizadas, luciendo elegantes sombreros o como vendedoras de agua en tinajas, con pañuelos de colores vivos cubriendo sus cabezas, según recoge el libro “Lo Dominicano/All Things Dominican” (https://www.amazon.com/All-Things-Dominican-Lo-Dominicano/dp/9945590243).

Las muñecas sin rasgos faciales son originales de la escultora dominicana Liliana Mera. Su creación dio paso a numerosas variaciones en Moca, Bonao, Baní y San Cristóbal: vendedoras de café, de frutas, tarros y flores, barredoras, representativas de los quehaceres de mujeres obreras de rostros anónimos.

Tan populares como las muñecas son las obras con motivos taínos modeladas a mano en los poblados Los Calabazos, Jarabacoa; en Guaigüí, La Vega, y en Yamasá, Monte Plata. Figuras de cemíes, vasijas, botijas,  inspiradas en estudios antropológicos, como las de los hermanos Guillén, cuyo arte étnico persigue “rescatar los antecedentes dominicanos en piezas únicas,” (Lo Dominicano/All Things Dominican).

Los Guillén son cinco hermanos alfareros asentados en Yamasá, investigadores de las raíces aborígenes, quienes recrean las piezas taínas originales a la vez que enseñan el oficio a jóvenes de la comunidad.

La alfarería es una gran industria en Bonao, provincia Monseñor Nouel, que tiene en la zona minas de barro blanco y rojo, materia prima de atractivos tarros de todos los tamaños y tipos, así como ollas, tinajas y vasijas rústicas decorativas. La empresa BONARTE fue de las pioneras en la producción de piezas de “cerámica resistentes y atractivas elaboradas con barro verdoso en alta temperatura”.

Únicas en su clase son las creaciones de barro  “Las Casitas de Chavón”, obra de Nelson García, una encarnación en miniatura de la villa mediterránea del siglo XVl que ideó el empresario industrial Charles Bludhorn en 1973.  En calidad no quedan atrás los estilizados adornos, floreros y bases de lámparas con incisiones, pintadas en acrílico, que se producen en el taller de cerámica de la Escuela de Diseño Altos de Chavón, en La Romana.

Escenificando los quehaceres del pueblo, la artista Ana Iris de la Rosa, de San Pedro de Macorís, esculpe en barro  figuras de músicos, peloteros, maestros y obreros.

 

Piezas de madera

Las tallas de madera, grandes y pequeñas, decorativas, religiosas y de uso diario abundan en la artesanía dominicana, y muchas se inspiran en el pasado aborigen y colonial.

Artesanos del Este, Norte y Noroeste rescatan del olvido el arte aborigen, reproduciendo instrumentos musicales como el mayohuacán, tambor de madera que los taínos usaban en ceremonias sagradas; hachas, caritas, duhos o asientos de caciques, y las deidades tutelares talladas en el guayacán, una de las maderas tropicales en la que los taínos esculpieron piezas conceptuales y utilitarias.

En los Guayacanes, de San Pedro de Macorís, en La Isabela de Puerto Plata, y en Las Galeras, de Samaná, figuras neotaínas antropomorfas recrean el pasado remoto. Algunas acuclilladas en posición ceremonial, con platos circulares sobre las cabezas, evocan las ceremonias sagradas de la cohoba, durante las cuales caciques y buhitíos aspiraban polvos alucinógenos para entrar en contacto con el mundo invisible.

Los motivos aborígenes comenzaron a emplearse en la artesanía tras investigaciones antropológicas impulsadas en la segunda mitad del siglo XX por el pionero de la arqueología dominicana, Emile Boyrie Moya.

Del legado hispano, los santos de palo de la religiosidad popular, comunes en los campos desde la época colonial, tienen un grupo de cultores en Bonao, agrupados en un colectivo, cuyas obras han merecido premios nacionales e internacionales.

Las imágenes sacras del catolicismo, con su diversidad de vírgenes, belenes, corazones de Jesús, santos y crucifijos obtuvieron en 2006 el premio a la excelencia artesanal de la Unesco.

En Miches, las artesanías en madera con el sello Cayuco representan las embarcaciones de éste pueblo y las de la bahía de Samaná, así como elementos naturales, peces y figuras de pescadores.

En Boquerón, Azua, se hacen pilones de baitoa, madera blanca y resistente, fácil de trabajar y pulir. En la comunidad de El Pino, situada entre La Vega y Bonao, se producen bateas de almácigo, madera valiosa que se emplea también para hacer cajas.

Las tallas de aves en madera son típicas de la zona montañosa de Cambita Garabitos, San Cristóbal, y deben su origen al artesano Erasmo Puello, quien comenzó haciendo cucharas para su esposa y terminó vendiéndolas en el pueblo. De ahí pasó a las palomas, las cotorras, y siguió con guacamayos, papagayos y los famosos gallos de colores vivos, rojos, azules y amarillos, premiados por la Unesco.

Hoy su hijo Juan Puello de Jesús, quien ha seguido la tradición, viaja por Asia, América Latina y Europa vendiendo y exponiendo en ferias de artesanía.

Un artesano que combina la madera con el metal y el vinyl es Ricardo Nicasio para recrear en miniatura los coches típicos de su ciudad natal, Santiago de los Caballeros. Su pasión por la artesanía logró trascender los barrotes de la prisión y demostrar que el arte puede “apoyar procesos de regeneración y transformación personal” (Lo Dominicano/All Things Dominican).

“El arte es terapéutico, es edificador y nos une como seres humanos, más allá de las condiciones en que estemos”, expresa Nicasio.

Poniendo igual ardor en su trabajo artesanos del Sur y otras zonas han hecho prosperar la ebanistería de sillas, estantes, mecedoras, mesas, objetos decorativos y de uso diario, trabajadas en caoba, roble, guayacán, acacia, almácigo, bambú y pino.

 

Tallas de piedra

En piedras blandas de vetas pardas que aparecen en el municipio de Imbert, Puerto Plata, artesanos de la zona esculpen figuras zoomorfas, pelotas de béisbol, deidades taínas, imágenes del santoral católico, piezas de ajedrez, muñecas, y otros objetos a los que dan aspecto de madera petrificada.

La materia prima es la roca sedimentaria llamada arenisca y el talco, un mineral blanco, azul y gris de poca dureza, que los artesanos excavan en las canteras del área.

La Asociación de Artesanos de Madera Petrificada (Asoartep) congrega la primera y posiblemente la única organización de talladores, la cual obtuvo un certificado de marca colectiva de Imberlita que identifica sus  artesanías, otorgado por la Oficina Nacional de Propiedad Industrial.

Piedras de ríos y coralinas se tallan, por igual, en Padre Las Casas, Azua, y en los Bancos de Guayacanes, de San Pedro de Macorís, donde los artesanos Narciso Coca y Rafael Villegas realizan excelentes reproducciones de cemíes y figuras de la mitología taína.

La destreza natural en el arte del tallado que exhiben los campesinos dominicanos se hizo patente a finales de la década del 50, cuando lugareños de La Caleta comenzaron a replicar piezas arqueológicas de la cueva Los Paredones, a cinco kilómetros al norte de las carreteras Santo Domingo-San Pedro de Macorís.

El campesino Ramón Mosquea (Benyí) lideró a un grupo de hombres y mujeres que confeccionaron piezas falsas que enterraban para darles apariencia de antigüedad y que por muchos años fueron compradas como originales, pese a que los estudiosos habían advertido que las figuras excavadas eran de grandes dimensiones y rasgos negroides. Más allá del fraude, queda el hecho de que los lugareños crearon “un arte nuevo, una contribución a la artesanía dominicana reveladora de la imaginación de sus creadores”, como apuntó en un artículo el arqueólogo y antropólogo  Marcio Veloz Maggiolo.

 

Joyería

“En la joyería tradicional dominicana los diseños integran resinas y piedras semipreciosas, como el ámbar y el larimar, que son incrustadas en metales preciosos como el oro, la plata y el platino y, en raras ocasiones, en bronce y cobre” (Lo Dominicano/All Things Dominican).

El ámbar dominicano, indica la publicación, es reconocido internacionalmente por su transparencia, la diversidad de sus inclusiones y los tesoros como escorpiones, lagartos y ranas atrapados en la resina.

El Museo del Ámbar en Puerto Plata, donde se concentra gran parte de la valiosa resina, y otro similar en Santo Domingo, exhiben y venden finas joyas, que también pueden obtenerse en tiendas de artesanía, en hoteles y centros comerciales.

La belleza y singularidad del larimar ha sido aprovechada por los artesanos dominicanos que operan talleres en la capital, en Santiago y en Puerto Plata.

Esta “rara variedad de pectolita o roca semipreciosa sólo se encuentra en la República Dominicana” (Lo Dominicano/All Things Dominican). De color azul claro, azul verdoso y azul profundo, fue detectada por primera vez en 1916 y redescubierta en 1974 en una playa de Barahona, ciudad del Sur, donde se encuentra la mina de larimar Los Chupaderos, la única que se conoce en el mundo.

Las joyas de ámbar y larimar se han convertido en “marca-país”. Ya en 1950 artesanos de la Cooperativa de Industrias Artesanales (COINDARTE) producían elegantes piezas de ámbar bajo la tutela del joyero artesano Emilio Pérez y del artista yugoslavo Iván Gundrum, las cuales se expusieron en la Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre, que se celebró en Santo Domingo en 1955.

Menos icónica es la joyería de conchas marinas, de la roca mineral dolomita, de coralinas, de huesos, cuerno de res y cuero, algunas de las cuales recrean pictografías taínas.

 

Artesanía de materiales reciclables

Donde muchos ven desechos, los artesanos dominicanos ven posibilidades inusitadas. Con latas y botellas elaboran cinturones, carteras, sombreros. De los tubos de PVC, latas de pintura, discos de acetato viejos, salen aretes, pulseras y bolsos.

En plástico y cartón William Núñez crea muñecos y títeres que adorna con pintura acrílica y gamuza.

Cofradías de tradición musical religiosa de Villa Mella, San Pedro y San Francisco de Macorís, comienzan a fabricar sus instrumentos de percusión con plástico, PVC y placas radiográficas que producen nuevas sonoridades.

Las máscaras del carnaval hechas de cartón, papel crepé o “papel maché” son otra prueba de la inventiva empleada para realzar la identidad comunitaria,  como las caretas de Milcea González, de El Seibo, que cuentan las historias y leyendas de su pueblo.

¿Sabías que? El programa ReCrearte, de la Global Foundation for Democracy and Development (GFDD), realiza talleres de reciclaje creativo y conciencia ambiental en la República Dominicana. Conoce mejor este programa visitando su website: www.recrearte.org

 

Otros materiales

Además de los tradicionales talabarteros del Este del país, expertos en la confección de sombreros, correas, cananas y otros artículos de cuero demandados por ganaderos y el sector azucarero, hay artesanos en Santo Domingo dedicados a  crear accesorios en cuero: collares, pulseras, cinturones y carteras para hombres y mujeres.

Un material relativamente reciente en la artesanía dominicana, pero de desarrollo creciente es el bambú, introducido en 1977 por una misión de Taiwán que trabajó junto al gobierno dominicano en la instalación de un centro para capacitar artesanos en la producción de muebles y otros artículos de esta  materia prima.

Las telas y los hilos, en cambio, se han usado desde la época colonial para hacer bordados de mesas, de bandejas y cubrecamas, muñecas de trapo, los disfraces del carnaval y pellizas para las monturas de los animales de carga, cuyos usos han evolucionado con los siglos.

Actualmente, las pellizas se hacen en Bonao de sacos viejos y retazos de tela, con notables mejoras en “los usos, tamaños y diseños”. “Además de alfombras, con esta técnica se fabrican cojines, ropa de cama y artículos decorativos para los hogares y los automóviles” (Lo Dominicano/All Things Dominican).

Asimismo, con el tabaco del valle del Cibao, apreciado como uno de los mejores del mundo, se hacen los cigarros tanto industriales como artesanales que “hoy en día muchos valoran por encima del famoso cubano” (Lo Dominicano/All Things Dominican).

 

Herencias culturales

Los taínos fueron diestros artesanos de artículos utilitarios y ceremoniales hechos en madera, barro, piedra, concha, algodón, henequén, maguey, cabuya y bejucos. Con estos materiales elaboraban figuras de sus deidades, vasijas, ollas, platos, amuletos, sellos,  hamacas, redes de pescar, hilos, cuerdas, paños, faldas y cestas. También, instrumentos musicales como el mayohuacán, los sonajeros y las maracas.

Por el lado español, el legado comenzó con los artesanos alfareros que llegaron a la colonia para confeccionar los artículos de uso diario que les eran necesarios: botijas o envases de aceite de oliva, de aceitunas, almendras, miel y productos no comestibles, como la pólvora y el mercurio.

Introdujeron técnicas de joyería y la decoración cerámica sobre loza con esmalte de plomo opacificado con estaño y decorado con óxidos, la cual se conoce desde el Renacimiento como mayólica de origen árabe.

De la tradición africana son los instrumentos musicales como la tambora y los atabales, específicamente el tambor ritual del baile la zarandunga, la tambora de la salve, del merengue, del bongó y del conguito, muchas hechas en Villa Mella, Santo Domingo, según datos contenidos en el Catálogo de la Artesanía Dominicana, publicado por los Ministerios de Industria y Comercio y de Cultura.

Igualmente, el tambor del congo mayor y del congo menor, y el tambor del gagá, de Barahona, y la pandora de salve hecha en Santo Domingo.

 

Fuentes y otras referencias

  • Lo Dominicano/All Things Dominican, publicación de la Global Foundation for Democracy and Development (GFDD), 2016. Disponible en Amazon: https://www.amazon.com/All-Things-Dominican-Lo-Dominicano/dp/9945590243
  • Arquitexto.com/diseñania y guaneando/exposiciones.
  • Artesanosauténticos.com
  • Eldiariony.com
  • Rossydiaz.wordpress.com
  • Periódicoelfaro.com.do/artesanía Imbert.
  • Rifta.net/libro Casos de organizaciones artesanales competitivas de América Latina/Universidad Autónoma de Querétaro, 2013.
  • Elogio y sentido de Los Paredones, artículo de Marcio  Veloz Maggiolo, Listindiario.com/2014/06/20.
  • Paredones: arte colombino o falsificaciones contemporáneas? Bernardo Vega (hoy.com/junio 14,2014.
  • Catálogo de la Artesanía Dominicana, Ministerios de Industria y Comercio y de Cultura.
  • Artesanía Dominicana: un arte popular, M.A. de la Cruz y Víctor Manuel Durán Núñez.
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