Teatro
La era moderna
En medio de la crisis política, económica y social que generó el ajusticiamiento de Trujillo y el posterior inicio de una compleja etapa de transición a la democracia, las manifestaciones teatrales no tuvieron mayor relevancia.
Un acontecimiento significativo fue, en 1973, durante la administración de Joaquín Balaguer, la inauguración del Teatro Nacional. La magna obra formó parte de un conjunto, la Plaza de la Cultura, que dio nuevos techos a las expresiones culturales, aunque los nuevos hogares no nacieron acompañados de un proyecto cultural que garantizara su utilización con un máximo rendimiento.
Un impacto mayor tuvo en el fomento de la cultura la creación de Casa de Teatro, que se convirtió en hogar real de grupos de jóvenes ansiosos de encontrar un espacio desde el cual proyectar sus habilidades y desarrollar sus cualidades.
Iván García, Franklin Domínguez, Héctor Incháustegui Cabral, María Castillo y Reynaldo Disla, entre otros, asumirían papeles protagónicos, ya sea como autores o como actores, para atraer a las salas de Santo Domingo un auditorio que nunca ha tenido razones para estar satisfecho con la oferta, sobre todo por el precario apoyo con que han contado los promotores y actores del teatro local.
El grupo Teatro Gayumba, dirigido por Manuel Chapuseaux, nació en 1976 también como resultado de la búsqueda de vías de expresión de jóvenes artistas dominicanos , muchos de los cuales se formaron con el director y actor venezolano Rómulo Rivas, y quienes consolidaron el teatro callejero o popular en los años setenta y ochenta. La actriz Nives Santana formaba parte del grupo. Entre su repertorio se incluyen adaptaciones de obras clásicas y modernas, y también piezas infantiles.
Otra compañía que marcó un hito en el teatro dominicano fue Nuevo Teatro, dirigido por Rafael Villalona, quien estudió en la antigua Unión Soviética al igual que Delta Soto y María Castillo, integrantes del grupo independiente. Esta agrupación llegó a tener su propia sala de teatro. Se recuerdan sus montajes La ópera de los tres centavos y La noche de los asesinos , entre otros. También formaron parte de esa compañía Ángel Haché, Víctor Checo, Miguel Ángel Bucarelli, Augusto Feria y Félix Germán. Nuevo Teatro, a su vez, conformó lo que llamaron los Jóvenes Actores de Nuevo Teatro, mediante audiciones en las que elegían los noveles artistas que luego integraban a sus montajes. Este grupo se desintegró a principios de los años noventa. De igual modo, Villalona desarrolló varios talleres en Santiago desde donde surgió el Teatro Popular del Centro de la Cultura (TPC). El devenir del teatro dominicano no ha sido ajeno a las crisis económicas que han mermado la producción teatral por falta de patrocinio y el encarecimiento de las salas. Esta situación ha generado, no obstante, el surgimiento de salas independientes.
En Santo Domingo se encuentra el Teatro Luna, enclavado en el barrio Mejoramiento Social, bajo la dirección de Fausto Grullón, quien estudió en la antigua Unión Soviética. También La Cuarta, espacio teatral bajo la dirección de Dionis Rufino, también graduado en la antigua Unión Soviética, y Las Máscaras, dirigida por Germana Quintana y Lidia Ariza. Estos espacios, ubicados en la Ciudad Colonial, sobre todo el último, han ampliado la oferta teatral de la ciudad. Las Máscaras tiene representaciones todos los fines de semana y ha creado lo que llaman “los jueves de monólogo”, en el que actores de distintos géneros y escuelas se presentan durante un mes.
De igual modo, cada dos años se dinamiza la escena dominicana con el Festival Internacional de Teatro, el cual celebra este año (2005) su cuarta edición. Creado durante la gestión de Natasha Sánchez, cuando estaba al frente del Teatro Nacional, el primer festival fue dirigido el español Ramón Pareja. En estos festivales han participado compañías de Europa, Estados Unidos y América Latina. Asimismo nos han visitado figuras como Eugenio Barba del Odin Teatre de Dinamarca y Flora Lauten del Teatro Buendía, de Cuba, entre otros.