Parques Nacionales

Parques Nacionales

La Republica Dominicana cuenta con la red de parques nacionales más extensa de Las Antillas. Alrededor del 24% del territorio nacional está declarado como área protegida.

Los Parques Nacionales de la República Dominicana no solo conservan una muestra completa de nuestro patrimonio natural, sino que también custodian extensos capítulos de nuestra historia pre hispánica.

De los antiguos habitantes de la isla de Santo Domingo, los tainos, se preserva una gran herencia cultural sustentada en el arte rupestre que estos desarrollaron. Resultaron tan prolíficos en su desempeño que en la actualidad nuestra isla es una de los emplazamientos que más muestras de arte rupestre conserva en todo el mundo. Una caverna pintada, en la cueva de José Maria en el Parque Nacional del Este, contiene más diseños que ninguna otra de las que se han descubierto hasta el momento a nivel mundial.

Los Parques Nacionales son reservas biológicas y museos vivos. Nos permiten, a la vez que admirar la belleza de las especies vegetales y animales, estudiarlas dentro de su entorno. Sirven igualmente al visitante curioso y al más sesudo investigador.

La observación de aves es tal vez la más gratificante de todas las actividades que disfrutamos al acercarnos a la naturaleza. En el Parque Nacional Jaragua, concretamente en los cayos de Los Pájaros, en el interior de la laguna de Oviedo, seremos testigos de un autentico espectáculo al acercarnos a los nidos de los “cocos blancos” y las “garzas”, preparados entre los brazos espinosos de los cactus que aquí se llaman “cayucos”. Guiados por un guarda parque y sobre una característica yola antaño utilizada por los pescadores tradicionales de la laguna, nos mantenemos a distancia prudente pero suficiente para observar a estos impresionantes animales de picos largos y curvos, volando frente a nosotros. Más cerca de la orilla encontramos bandadas de flamencos, que con su color rosado jalonan las aguas bajas del litoral tiñéndolas con el color de su plumaje. Junto a ellos, las increíbles cucharetas caminan incansables con su pico espatulado enterrado en el fango a la búsqueda de alimento.

En la bahía de Las Calderas, en el Parque Nacional del Este, somos testigos de otro espectáculo irrepetible. La colonia de “fragatas” que anida en sus manglares es una de las más grandes que podemos ver en el Caribe. El enorme tamaño de sus alas y la elegancia de sus evoluciones al ser sostenidas por el viento, las hacen resultar en si mismas un autentico testigo de la belleza con que puede llegar a regalarnos la naturaleza de Santo Domingo. También en el parque podemos observar “pelícanos”, “gaviotas”, “garzas reales”, “corre limos”, “pájaros carpinteros”, “lechuzas”, “guaraguaos”, y un sin fin de aves diferentes, siempre dispuestas a ser objeto de nuestro asombro al sorprenderlas dentro de su hábitat natural.

Pero no son solo aves lo que podemos ver dentro de nuestros Parques Nacionales. El turista aventurero puede también observar varias especies de iguanas, delfines, manatíes, ballenas, tortugas marinas y un sin numero de especies que están ampliamente representadas dentro de nuestra fauna insular así sea terrestre o marina. Nuestros Parques Nacionales también protegen los arrecifes de coral, que están cargados con toda una legión de peces, a cuál más original y vistoso, siempre disponibles para nadar entre los buceadores que quieran acercarse a ellos.

Saliendo de la pura observación de la Naturaleza, tenemos la opción de visitar los restos culturales que permanecen en su mayor parte intocados, dentro de las Areas Protegidas. El principal atractivo son las cavernas con arte rupestre. En el Parque Nacional de Los Haitises podemos visitar, después de un inolvidable paseo en yola entre manglares y cayos cubiertos de vegetación tropical, las cuevas del Ferrocarril y de la Arena. Allí permanecen congeladas en el tiempo las imágenes de muchos de los animales sagrados que convivían con los primeros pobladores de esta isla. Peces y pájaros se suceden plasmados en las paredes de las grutas rodeados de imágenes de las deidades indígenas, los “cemies” de los tainos.

En el Parque Nacional Jaragua, en la cueva de Las Colmenas, podemos observar centenares de antiguos grabados realizados por los aborígenes en la misma piedra, que los entendidos llaman petroglifos, distribuidos entre las rocas y paredes de la caverna. También encontramos alrededor de medio centenar de pinturas, y algunas de ellas representan a las mismas cucharetas que actualmente observamos en la Laguna de Oviedo.

Pero si de arte rupestre se trata, es el Parque Nacional del Este el que lleva la ventaja. Allí podemos visitar la cueva de Berna, con casi cuatrocientos petroglifos y las pinturas rupestres más antiguas descubiertas en la isla. La cueva de Panchito, que conserva la imagen de una deidad taina impresionante de casi un metro de altura. La cueva del Puente, con sus interesantes petroglifos, y la cueva de Bienve, donde además de antiguos petroglifos observamos algunas interesantes pictografías indígenas.

También en el Parque Nacional del Este están las cuevas de José Maria y de Ramoncito, pero estos espectaculares yacimientos arqueológicos, debido a su fragilidad no pueden ser visitados en estos momentos mas que por especialistas y estudiosos de la arqueología. Tanta es su importancia, que ha sido solicitada a la UNESCO la proclamación del Parque Nacional del Este como Patrimonio de la Humanidad por motivos culturales y naturales.



Adolfo López Belando
Asesor de la Asociación de Hoteles Romana Bayahibe.
Miembro del Patronato del Parque Nacional del Este.
Investigador Asociado al Museo del Hombre Dominicano.

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