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El carnaval dominicano: vistosidad y colores en sus personajes








El carnaval dominicano: vistosidad y colores en sus personajes

El carnaval dominicano: vistosidad y colores en sus personajes
Santo Domingo, 1 de marzo de 2014


El carnaval es la fiesta popular donde se expresa el folklore y todo el esplendor que caracteriza al pueblo dominicano, desde los tiempos de la colonia.


Según registra la historia, dicha celebración inicia en el año 1520 en la ciudad de Santo Domingo y la Vega, para luego expandirse a toda la geografía nacional.


Este domingo 2 de marzo, a partir de las 10 de la mañana, el Ministerio de Cultura realizará el Desfile Nacional de Carnaval con la participación de 180 comparsas de todo el país, el cual tendrá como reina a la reconocida ex Miss Mundo Mariasela Álvarez, y como rey al destacado comunicador Frederick Martínez (El pachá).


Entre las comunidades de más antigua tradición carnavalesca en el país se encuentran: Santo Domingo, La Vega, Montecristi, Cabral (Barahona) y Santiago. Mientras que entre los sectores que se han destacado por sus aportes a esta expresión folklórica figuran San Miguel, San Carlos y Villa Francisca.
En sus inicios, los desfiles se celebraban en la calle El Conde y en los clubes privados; luego pasaron a realizarse en la avenida George Washington, por ser un espacio de mayor amplitud.


Es por esto, que cada año los dominicanos esperan las novedades que traerá dicha celebración, y sobre todo los trajes y disfraces que adornarán a cada personaje durante el desfile.


Uno de los actores principales y más antiguo de la tradición carnavalesca es el Diablo Cojuelo, el cual se origina en el Distrito Nacional y su vestimenta está constituida básicamente por tres piezas: una blusa manga larga con un manto en la espalda donde se colocan las cintas y los espejos y una decoración de cinta de lentejuelas.


También, usa pantalones si es diablo y falda si es diabla (el sexo del actor no determina el que sea diablo o diabla, sino el traje).Las caretas representan rostros de animales, con cinco cuernos largos, con un ramillete de vejigas de vísceras de animales, con las que el personaje corretea tras los transeúntes, tradición que se realiza todos los domingos de febrero en los barrios de la capital.


Cada comunidad tiene su fiesta y sus tradiciones, y esta diversidad es lo que le da vida a cada representación. Dentro de las figuras que se han mantenido a través de los años se encuentran: Califé, personaje que satiriza a la élite intelectual de la ciudad de Santo Domingo, creado por un artesano de Villa Francisca. Este mulato se tiznaba la cara y las manos con carbón, para aparentar ser más negro y satirizar a los blancos intelectuales españolizados.


Los “Alí Babá” de Santo Domingo, creados por Luis Alberto Torres, “Chachón” y establecidos ya en algunos pueblos. Desde el 1993 han ganado seis premiaciones en primer lugar en distintas categorías y cinco en segunda posición.


Otro grupo carnavalesco son los “Leones del diablo” del Distrito Nacional, quienes visten un pantalón y un blusón multicolor con mandil adornado de cascabeles, con unos cencerros en la cintura y una máscara de cuatro cuernos representando la figura de un león.


También están “Los monos de simonico” de Santo Domingo Este, que destaca a un hombre disfrazado con deshilache de saco de polipropileno. Los flecos se colocan en un mameluco para crear la forma de pelos. La máscara le da el aspecto de simio.


“Los Tiznao” de Santo Domingo Norte, estos se disfrazan pintándose totalmente de negro con aceite quemado, en ocasiones utiliza una mezcla de carbón y aceite de uso comestible; en la configuración de su disfraz utilizan una falda con pencas de palmas y collares con fósiles de animales. Este personaje también es conocido como waikikí.


“Roba la Gallina” es una de las figuras más llamativas, conocida por sus senos y trasero bien rellenos, portadora de una sombrilla vieja. Tuvo su origen en la ciudad de La Vega, durante la ocupación haitiana de 1822, donde un funcionario fue sorprendido con una gallina robada. Este fue llenado de plumas y se le paseó por toda la ciudad, mientras una multitud coreaba “roba la gallina, palo con ella…”


Los “hombres de barro”, estos proceden de Monseñor, Bonao. Utilizan barro con agua con lo cual se cubren todo el cuerpo, adquiriendo la apariencia de personajes salidos del mismo corazón de la tierra, constituyen un género de zombis que discurren por las calles.


Mientras que en la provincia Sánchez Ramírez, están los “Papeluses”, quienes pertenecen a la categoría diablos como primera evolución del platanú, manifestación central del carnaval de Cotuí, y su vestimenta es un mameluco recubierto de papel periódico.


Igualmente, en esta ciudad fueron creados los “Platanuses”, personaje central y tradicional del carnaval con una fuerte presencia de la lucha de clases en la creatividad popular, donde los elementos ornamentales del disfraz son una higüera y las hojas resecas de los plátanos.


Pero más al norte están los “Taimáscaros”, en Puerto Plata. Estos se caracterizan por la presencia de conchas de moluscos marinos. Es una de las tradiciones carnavalescas más autóctonas, cuyos atuendos están decorados con figuras taínas y en lugar de cascabeles, usan conchas de caracoles.


“Toros y civiles”. Quizás uno de los grupos más antiguos y populares del país, se desarrolla en base a un duelo entre toros (diablos) y civiles. Van con el rostro cubierto por la careta en forma de cerdo o lechón, con los ojos cubiertos de una malla metálica.


Su vestimenta de vistosos colores debe estar revestida de cartón o cocha espuma o cualquier otro material que lo proteja de los latigazos que recibirá en el enfrentamiento.


Teatro Cocolo Danzante los Guloyas de San Pedro de Macorís. Esta manifestación de la cultura popular representa el baile de los indios o wild indian, utilizan trajes llenos de colorido, adornados con múltiples lentejuelas y espejitos, los cascabeles les suenan por doquier y sobre la cabeza llevan un penacho confeccionado con plumas de pavo real.


“belié belcán” en un personaje de San Juan de la Maguana y realiza un rito de invocación a las deidades.


En tanto que en el sur del país, se encuentran “Las cachúas” de Cabral de Barahona, una representación de carnaval que tiene su escenario en la semana santa, su vestuario es un mameluco de tela estampada de diversos colores con alas de murciélago bajo los brazos, con máscara de dos cachitos escondidos y una máscara con una melena de papel encerado.


“Juampa” personaje individual creado en Cotuí, este eleva al máximo los niveles creativos y alimenta con su ingenio la diversidad cultural del carnaval.


“Los Pintados”, personajes de Barahona, fueron creados por Francisco Suero Medina “El Gato”. Participaron por primera vez en el 2000 en el Desfile Nacional de Carnaval, donde obtuvieron el premio a Mejor Comparsa de Fantasía y desde ahí, varios reconocimientos más a nivel nacional. Una imagen de este personaje en el carnaval vegano ganó como una de las mejores fotos del 2005 en todo el mundo, según el New York Times.


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