Arquitectura – Segundo Período (1866-1899)

Arquitectura


Segundo Período (1866-1899):















  · Cacterísticas








  · Calles
  · Barrios
  · Edificaciones

 Abarca desde la Restauración de la República hasta la caída de Ulises Heureaux.

Lenguaje arquitectónico rico y definido, de elementos estilísticos hermosos. La imagen urbana de Santo Domingo, que se saturó demográficamente, se transformó durante estos 33 años debido a la mejora económica.


Características



  • En Santo Domingo, los cambios operaron a nivel de las fachadas, el trasfondo arquitectónico hispano se mantuvo.

  • Se mantuvo el trazado urbano damero, cuadricular, que se extendió fuera de las murallas en lo que posteriormente sería Ciudad Nueva.

  • Ratificación del criterio de horizontalidad, que se vio reforzada por la simetría urbana decorativa.

  • Densificación del suelo.

  • 2654 viviendas para 1893 en Santo Domingo.

  • Intensificación del suelo para uso comercial. Los comercios se aglutinaron en dos grandes zonas:


    • El área de Navarijo (El Conde y la Nouel desde la Sánchez) y el nordeste de Santa Bárbara. Zona caracterizada por comercios pequeños para la clase pobre, destacando pulperías, farmacias, ferreterías, carnicerías, panaderías, talleres de herrerías y para trabajos en metal.

    • El área centro (El Conde desde la Sánchez a la Católica, y de ahí hasta la Plaza del Mercado). Estaban aquí las mejores tiendas, hoteles y negocios, entre ellos los dos grandes almacenes que desde tiempo atrás distribuían mercancías importadas.

    • Además, distribuidos por toda la ciudad, los mercados constituían puntos de intenso intercambio comercial: el de la Placita (Plaza de las Verduras), el Mercado Viejo (cuya plaza fue remodelada), el Matadero (en el extremo suroeste), el Mercadito de la Ceiba (al noroeste, cercano al puerto) y el Mercado Nuevo (se estableció en el antiguo Polvorín el 25 de noviembre de 1888).

  • Patrón de subdivisión de lotes en parcelas irregulares (inmuebles dispuestos ‘a lindero cero’, colindando unos con otros), que redujeron su tamaño y aumentaron a su vez el número de fachadas por cada manzana. Esta reducción y multiplicación de los lotes, que se produjo sobre todo en los barrios populares, se verificó de manera espontánea y desorganizada, e incidió también en la disminución del tamaño de las manzanas.

  • Individualización de los segundos niveles, lo que conllevó al adosamiento de escaleras exteriores.

  • Nace en el país el negocio de biene s raíces.

  • Modernización de los servicios urbanos:


    • Mecanización ferroviaria.

    • Instalación de cables telegráficos y teléfonos.

    • Instalación de tendido para el alumbrado eléctrico. Las primeras luces eléctricas fueron encendidas en el Parque Colón el 27 de Febrero de 1896; la planta eléctrica que las generaba estaba ubicada fuera de la muralla, al Noreste (el Timbeque).

    • Re-organización del correo postal.

    • Establecimiento del Laboratorio Municipal, el cual se dedicaba a servir de soporte al Leprocomio, hacer análisis de agua, poner vacunas, controlar el Matadero y el manejo de los alimentos).

    • Establecimiento del Hospital Militar en 1889, junto a la Fortaleza. Sus servicios eran ofrecidos al público en general.

    • Ampliación del antiguo «Cementerio de la Sabana» o «Cementerio Municipal», que fue además enrejado con verjas de hierro traídas desde los Estados Unidos.

  • Acentuación de la simetría y ritmo de los componentes de la fachada.

  • Generalización y estilización de los elementos del alzado (antepechos y balcones).

  • Persistencia en Santo Domingo de la construcción en tapia o la intervención de muebles ya existentes.

  • Introducción del hormigón armado, de la elaboración artesanal de ciertos elementos de la construcción y de estructuras prefabricadas que proliferaron.

  • Importación de madera, hierro, tejas de pizarra y barro, ladrillos, asbesto cemento.

  • Las calles permanecieron en igualdad de condiciones físicas, ancho y longitud.

  • Pisos en ladrillo (más pequeño y grueso que antes) y madera.

  • Corrientes estilísticas presentes:


    • Estilo colonial modificado: esquema hispánico, con aditamentos procedente del norte, principalmente molduras para las fachadas (pastiche o enmascarillado).

    • Neocolonial Republicano: edificaciones construidas después de la instauración de la República, con esquemas de planta y fachada coloniales de dimensiones reducidas, y con elementos que surgen en el propio período.


      • Puertas y ventanas coronadas con cornisas rectilíneas o piramidales.

      • Vanos en ocasiones enmarcados en pastiche en alto relieve de forma arqueada o rectangular, o mezclados.

      • Antepechos más altos y con más relieves en el pañete. Coronamiento a base de diferentes diseños de frisos.

      • Recursos ornamentales del neoclasicismo francés (básicamente a manera de estucado con disposiciones y tímidos revestimientos de alto relieve), aunque de presencia escasa.

    • Victoriano: búsqueda de lo tradicional de la arquitectura vernácula inglesa. Se introdujo en el país en la década de 1870. Se desarrolló principalmente en la ciudad de Puerto Plata, que en este segundo período ostentó el puerto de mayor intercambio comercial con el extranjero.


      • Edificaciones construidas principalmente en madera (debido al costo), y también en ladrillo.

      • Estancias poliédricas (tres a cinco lados) operaban como ventanas salientes.

      • Multiplicación en las fachadas de saledizos, cornisas, aquilones, ventiladores, columnetas, balaustres torneados.

      • Calado diverso de los festones de los aleros, extendiéndose su uso a los topes de galerías y a fachadas laterales.

      • Elementos rústicos en madera, finamente trabajados.

      • Piezas en hierro, fabricadas en serie, e importadas y ensambladas aquí.

      • Variantes de estilo «angloantillano» y «gingerbread» (pan de jengibre)

      • Puertas y ventanas francesas, inglesas y americanas.

      • Balcones victorianizados.

    • Vernáculo: se enriqueció con motivos del estilo victoriano y «gingerbread».


      • Adornos exteriores de madera torneada (balaustres, ménsulas) o taladrada (ventiladores, tímpano de frontones, festones variados, parte superior de los tabiques separando las piezas de las casas).

      • Paredes y techos forrados de tabloncillos muy trabajados.

      • Puertas de persianas francesas de madera.

      • Ventiladores de diseños geométricos en madera, motivo abanico, sobre las puertas.

      • Introducción de planchuelas de cinc, primero como techo (generalmente a dos aguas) y después al momento del levantamiento de las paredes.

      • Las otras vertientes de techo vernáculo, era en yagua y tablitas.

  • Santo Domingo sobrepasó sus murallas. Tuvieron que abrirse brechas en las mismas. No obstante, éstas mantuvieron su importancia psicológica de seguridad, así como el estatuto de frontera perceptiva entre el espacio urbano y el rural. En 1883 se realizaron las primeras perforaciones; entre 1888 y 1900 ya se habían desprendido los portones de El Conde, La Misericordia y San Diego.

  • Obras públicas:


      • Puente de hierro, con tablones de madera, sobre el río Ozama (en el lugar en donde ahora se encuentra el puente Ramón Matías Mella). Tuvo que ser reconstruido dos veces, debido a desastres naturales.

      • Muelle con enramadas de hierro en el río Ozama, frente a las oficinas de la Aduana; se extendía hasta la Puerta de San Diego, al sur. Se construyó en la segunda mitad de la década de 1870, y en 1890 fue ampliado.
   

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