Conquista y colonización
La industria azucarera
Contrabando y piratas
Ocupación francesa del lado occidental de la isla
Retorno a España
Período de “la España Boba”
La independencia efímera
La dominación haitiana
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Principales medidas del gobierno de Boyer.
En los planos jurídico y social:
• Proclamación de la igualdad política y social, esto es, eliminación de la esclavitud. • Modificación del sistema de propiedad y tenencia de la tierra. Así, el lado este de la isla pasó del régimen español, basado en los terrenos comuneros, la posesión múltiple e irregular de la tierra, al régimen francés (que era el que se aplicaba en Haití), que se caracterizaba por la propiedad privada absoluta de la tierra garantizada por títulos emitidos por el Estado. • Incorporación de representantes dominicanos ante el Congreso de Haití. • Creación de un Consejo de Notables para la administración municipal. • Establecimiento del matrimonio como acto civil. • Clasificación de los hijos en legítimos y naturales (según nacieran dentro o fuera del matrimonio). • Prohibición de los juegos de azar y de gallos. Estos últimos sólo eran permitidos en el campo, siempre que fuera sábado o domingo. • Instauración de la educación obligatoria, laica y gratuita. • Reclutamiento en el ejército de todos los jóvenes de 16 a 25 años. Esto hizo que la Universidad Santo Tomás de Aquino perdiera sus estudiantes y, por ende, tuviera que cerrar sus puertas. • Prohibición del uso del idioma español en los documentos oficiales. • Limitación de la celebración de las fiestas religiosas tradicionales.
En el plano económico:
• Confiscación y reparto de: a) todos los terrenos que no pertenecieran a particulares; b) los bienes muebles e inmuebles y todas las rentas territoriales y sus respectivos capitales que otrora fueran propiedad de la Corona española, así como los que eran propiedad de la Iglesia Católica; c) todos los bienes muebles e inmuebles de las personas que habían emigrado antes y después de la unificación. • Obligatoriedad de todo nuevo propietario de tierra (que como mínimo tenía derecho a 76.8 tareas) de dedicarla al cultivo de frutos de exportación y de los víveres necesarios para su subsistencia. • Adscripción de todos los trabajadores agrícolas a la tierra; no podían dedicarse a otra actividad sin autorización previa. Sus hijos también estaban obligados a dedicarse a la agricultura, debiendo contar con un permiso especial para poder ir a la escuela. En principio, todos los que no fueran funcionarios del gobierno o tuvieran una profesión reconocida debían dedicarse a la agricultura. • Prioridad dada a los cultivos de café, cacao, caña de azúcar y añil, los cuales debían ser explotados según el sistema de grandes plantaciones al modo francés. • Prohibición de la crianza de puercos o el establecimiento de hatos en extensiones de terrenos menores a aproximadamente 380 tareas de tierra. • Suspensión del pago de los sueldos que los sacerdotes y miembros del cabildo eclesiástico recibían del Estado. • Prohibición a los dominicanos de dedicarse al intercambio comercial. Sólo podían mercadear las personas de origen extranjero, los ciudadanos de origen haitiano y los representantes de casas comerciales internacionales. El dominicano que quisiera dedicarse a dicha actividad debía juramentarse como ciudadano haitiano.
Reacción de los dominicanos. Las disposiciones de Boyer suscitaron el rechazo de la generalidad de la población de la parte este. De una parte, la confiscación y reparto de tierras se vio en gran medida limitado, ya que la forma comunera de tenencia de tierras sin deslinde y delimitación exacta, así como la madeja de derechos de posesión, división, usufructo, venta y participación de que estaban afectados desde la era colonial, hacía muy difícil la determinación de los verdaderos propietarios y los derechos de cada cual. Por otra parte, el intento de imponer la agricultura con fines de exportación encontró la oposición de los grandes terratenientes y los pequeños campesinos que, en su gran mayoría, estaban habituados a vivir del hato ganadero, el cultivo de subsistencia y, en menor medida, del corte de madera.
El enfrentamiento que tuvo con la Iglesia Católica, la más afectada por las confiscaciones de terrenos y bienes, y el choque directo con el Arzobispo Pedro de Valera repercutieron también en la masa de la población que vio en estas y otras medidas (limitación de la celebración de las fiestas religiosas, prohibición de los juegos de gallos y de azar, obligatoriedad de las labores agrícolas, no uso del español en los actos y documentos oficiales, cierre de la universidad y reclutamiento militar de todos los jóvenes) un conjunto de políticas que contrariaba su sentir y ser nacional.
Aumentaba más el agravio el hecho de que las medidas económicas y los gravámenes fiscales impuestos a la parte este eran motivados por la obligación de pagar la suma de 150 millones de francos en compensación por los daños causados por la guerra de independencia haitiana, siendo dicha suma exigida por Francia exclusivamente a los habitantes de la parte francesa de la isla Santo Domingo.
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